Estar aquí es muy entretenido, pues se observa todo tipo de gente en actitudes muy diversas, que van desde el aburrimiento (como yo) hasta el nerviosismo y el enojo.
Hay una señora que está en el módulo de atención y no para de mover la cabeza de arriba a abajo mientras le explican que su declaración es un asco y que necesita traer todos sus comprobantes.
Me aburro y el tiempo sigue pasando y no me llaman, chale, y yo que sólo quiero estar en paz con Hacienda.
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