martes, septiembre 09, 2008

Reflexión desde el metro

Estoy cómodamente instalado en un vagón del metro de la línea 7, y en este espacio tan común y cotidiano, donde uno puede aislarse sin problemas de los demás, me pongo a pensar (si, a veces lo hago, por sorprendente que parezca) en las diferentes formas que tienen los jefes para hacerse pendejos: espera a que todos revisemos el documento, no sea que tenga un error... termino esta llamada y estoy contigo...

Todas esas estrategias tienen el fin malvado de fastidiarte el día de la semana que sales temprano para ir al cine, estar con tus seres queridos o hacer lo que te venga en gana.

Justo voy pensando en esto cuando pasa un niño pidiendo dinero, y a los 5 segundos aparece otro pidiendo dinero a cambio de unas estampitas horrendas y chafas, ya sin pegamento por tanto pega-despega, que va poniendo en tu chamarra o pantalón. ¿Qué no estos niños deberían estar jugando en sus casas gozando de las pejebecas y becas de Oportunidades?

Traigo un humor de la rechingada, asíque mejor termino este post.

Enviado desde mi Treo 680.

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