martes, octubre 30, 2007

Más del manejo del Caliber SXT Premium

El pasado 27 de octubre inicié un recorrido que prometía ser un buen reto para el Caliber, pues en esta ocasión se trató de llegar a un poblado que se encuentra muy cerca de Cocoyoc, Morelos (México). Ahora no se trató de circular por autopistas ni en caminos planos y rectos, sino que se trata de un camino llamado carretera federal que tiene un carril de ida y uno de regreso, con pendientes pronunciadas hacia arriba y cuesta abajo, con algunas curvas cerradas.

Como sabe quien ha consucido en este tipo de carreteras, es común encontrar camiones, trailers y autobuses que circulan a muy baja velocidad y alentan la circulación de los demás, por lo que tienes que irlos rebasando para continuar con buen ritmo el camino.

En este tipo de escenario el Caliber responde de manera excelente ya que todos sus aditamentos hacen que la conducción sea cómoda, y sus variados instrumentos permiten monitorizar en todo momento los elementos importantes de seguridad.

El inicio.
La salida, como siempre en la Cd. de México, fue un poco complicada por el tráfico, que si bien sólo me tocó cerca de la caseta para salir a Puebla, fue muy intenso debido a las obras que se realizan en la zona, así que no hubo nada extraordinario, sólo reforcé mi opinión de que el aislamiento del auto es algo que se agradece, pues así no entró ruido ni polvo a la cabina (supongo que el filtro del aire acondicionado tuvo algo que ver), además de que los asientos resultaron muy cómodos y el espacio excelente para que cuatro adultos estuviéramos sin sentirnos encerrados en el auto.

La carretera.
Una vez que pasamos la zona traficosa y enfilamos hacia la carretera la emoción empieza a sentirse. En tramos y zonas pobladas es muy confortable manejar y sentir que la suspensión absorve todas las irregularidades del camino, y con el quemacocos en posición de "Ventilación" (una pequeña abertura) se puede disfrutar del aire campirano y el olor a leña que te indica invariablemente que ya no estás en la ciudad.

Una vez que el número de casas disminuye y aumentas la velocidad, las emociones van en aumentoal poder comprobar que el auto es robusto y firme, a la vez que ágil para tomar las curvas. En este sentido, por primera vez pude sentir el llamado subviraje (que el auto gire menos de lo que acostumbra al girar el volante) y esto fue en una curva que se encuentra en una pendiente hacia abajo. He de confesar que al principio me asusté al "sentir" que el volante no respondía, pero casi inmediatamente recorde que el auto tiene esta tendencia por tener un mayor peso en la parte frontal, y a la vez inicié las recomendaciones que me habían dado en la agencia para estas situaciones: soltar completamente el acelerador, girar un poco el volante en dirección contraria a a curva y después de un par de segundos retormar el control del volante y el acelerador.

Rebasando un camión.
Si alguien ha leido los post anteriores sobre el auto, recordará que una de mis mayores quejas es que el auto no desboca a la hora de pisar el acelerador a fondo y esto hace que sea lento para rebasar. Pues bien, en este viaje descubrí que esto no es totalmente cierto, ya que el auto responde muy bien si pisas el acelerador a fondo por un segundo, después lo liberas un poco durante otro segundo y finalmente lo vuelves a hundir a fondo. Con esta maniobra se revoluciona el motor y al soltar ligeramente el pedal es como si hicieran un cambio descendente en un auto estándar, lo que hace que el auto despegue con gran potencia.

Con este nuevo truco fue muy sencillo el rebasar camiones en subida, lo que hace que adore más a mi auto, pues he descubierto como paliar el único "pero" que le ponía.

El regreso.
El regreso fue muy interesante, ya que tuve la oportunidad de probar el frenado de motor, pues ahora las pendientes descendentes eran muy prolongadas, lo que requería moderar la velocidad sin fatigar los frenos, así que ya entrados en acción, bajé la palanca a la posición "L", lo que mantiene al motor constantemente en 4,000 RPM, ni una más ni una menos.

El mecanismo de frenado con motor realmente funciona muy bien, ya que desde que se coloca la palanca en la posición adecuada se siente un suave tirón, nada forzado y de ahí en adelante continuamos la marcha con una tracción muy firme, lo que transmite una sensación de confianza en el auto y me alivió de ir con el pie tenso sobre el freno por si se ofrecía pisarlo de emergencia.

Conclusión.
El Cliber SXT Premium, con todo y su transmisión CVT que no está diseñada para manejo deportivo, es un auto que necesita cierta maña y conocer muy bien las posibilidades y prestaciones que puede entregar para poder exprimir al máximo el rendimiento del mismo, sin embargo, no importa que tengas un estilo de manejo tranquilo o que te guste la emoción de la velocidad, este auto te deja muy satisfecho dentro de ciertos límites (ni como compararlo con un Charger SRT o un Shelby 550) y además es una hermosura para manejar por carretera.

Lo único malo de este viaje fue que en la madrugada de sábado para amanecer domingo, algún desgraciado envidioso hijo del averno rayó mi auto del lado del copiloto, no se conformo con unas líneas, sino que hizo tres rayas desde la manija de la puerta trasera hasta la zona del espejo retrovisor. Una de estas líneas fue profunda y llegó hasta la lámina, de forma que no sale ni con cera ni con polish. Espero que el autor o autores de esta fechoría esté contento, ya que pronto alguien experimentará rayándole(s) el trasero con un alambre, vidrio, clavo o corcholata, para que sepan lo que se siente.